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sábado, 11 de octubre de 2025

CUESTAS - Rodolfo Leiro - Buenos Aires, Argentina

 














CUESTAS


Trepé sobre montañas desoladas,
anduve entre los cerros olvidados,
caminé mil senderos empinados
fui arteria de dunas extraviadas.

Sobre navas no siempre caminadas
brindé ritmo de cantos pergeñados;
en torrentes de ríos alocados
arrojé ciertas rimas depreciadas.

En las cumbres bravías, apresadas
entre vuelos de águilas soñadas
planté grito virtual de mi albedrío,

y al amparo de luces sosegadas
en lágrimas doloras derramadas
me ví como un otoño en el estío.


RODOLFO LEIRO – Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO FUNDADOR DE ASOLAPO ARGENTINA


CUANDO ME CIERREN LOS OJOS - Ángel Medina - Málaga, España













CUANDO ME CIERREN LOS OJOS


Cuando me cierren los ojos
Y ya no pueda verte

Cuando me cierren los ojos
Y deje de sentirte

Cuando me cierren los ojos
Y me abandonen tus besos

Cuando me cierren los ojos
En ése último hálito
En el que se desconectará la vida
Y todo quedará sumido
En el negro manto
De la más completa oscuridad

Cuando me cierren los ojos
Allí donde lo que aún viva de mí
Habrá de soportar
Su eterna finitud
Y los segundos
Parecerán eternidad
Desvaneciéndose todo
En la insoportable levedad
De mi ser

Cuando me cierren los ojos
No podré ya verte
Ni sentirte
Ni besarte

Cuando me cierren los ojos
Tú ocuparás mi último pensamiento

Cuando me cierren los ojos
Allí te esperaré

Cuando me cierren los ojos
Por última vez, recordaré
Tu dulce mirada
La tersura de tu piel
Los besos que nos dimos
Las palabras que pronunciaste

Y envuelto en esos dulces pensamientos
Me llevarán hasta la otra orilla
Aunque yo no lo quiera
Cuando me cierren los ojos
Allí te esperaré
Cuando me cierren los ojos…

ÁNGEL MEDINA
– Málaga, España
MIEMBRO HONORÍFCO DE ASOLAPO ARGENTINA

VOZ - Nicomedes Santa Cruz - Lima, Perú

 









VOZ

¿Quién es aquel pajarillo
que canta sobre el limón?
Anda y dile que no cante,
Que me duele el corazón...

(Folklore)

Surge mi voz, y el invierno
se convierte en primavera:
florece la enredadera
y brota el narciso tierno.
Baja mi voz al averno
y el fuego se torna frío.
Al Dios del Cielo le envío
unas décimas de amor
y dice Nuestro Señor:

¿Quién es aquel pajarillo...?

Ilumina el horizonte
el fuego de mi palabra
y piensa el pastor de cabras
que se está incendiando el monte:
Trunca su vuelo el sisonte,
quiebra su nota el gorrión;
enardecido el halcón
grazna con ruido agorero
y queda mudo el jilguero
que canta sobre el limón.

Luego, mi canto sonoro
bajo la tierra se interna
perforando una caverna
que termina en un tesoro:
Queda descubierto el oro,
el platino y el diamante.
Ruge Júpiter tonante,
luchan Neptuno y Eolo
y Orfeo le dice a Apolo:
—¡Anda y dile que no cante...!

Entonces calla mi voz
y hay un silencio profundo
como si no hubiera mundo
o ya no existiera Dios.
Nadie cosecha el arroz,
nadie apaña el algodón.
Y tirado en un rincón
cuando termina mi canto,
derramo tan triste canto
que me duele el corazón...


© NICOMEDES SANTA CRUZ – Lima,Perú

Nicomedes Santa Cruz fue un poeta oriundo de Perú, nacido en Lima el 4 de junio del año 1925 y fallecido en Madrid el 5 de febrero de 1992. Provenía de una familia numerosa de bajos recursos; en cuanto completó sus estudios básicos, comenzó una vida laboral que lo alejó del mundo académico por un tiempo. Sin embargo, más tarde emprendió un viaje por su país para difundir sus obras. Se destacó por haber sido autor de un gran número de décimas, composiciones de diez versos octosílabos con una serie muy específica de reglas con respecto a la rima.
Junto con una de sus hermanas, llevó a cabo un movimiento de reivindicación del legado folclórico de raíces afroperuanas, a través de obras de teatro, participaciones en estaciones de radio y la prensa escrita. Por otro lado, se formó como periodista, y colaboró con diversos medios de comunicación, incluyendo el televisivo. Cabe mencionar que su labor por promover la cultura de su tierra no acabó en las fronteras de Perú, ya que viajó por muchas partes del mundo con este mismo propósito; entre los países que visitó se encuentran Japón, Brasil y España. Entre sus poemarios destacan "
Ritmos negros del Perú" y "Cómo has cambiado, pelona".


EL AMIGO - Belta Díaz Benzano - Uruguay -Imagen de Oscar Wilde de Los personajes de El amigo - Roseta Edu -

 









Personajes de El amigo, de Oscar Wilde - Rosetta Edu


EL AMIGO

El amigo es esa copa
Donde se escancia el licor
Y también el sinsabor
Que en las venas nos galopa.
Es el abrigo que arropa
En la cruda adversidad
Es el que a suerte o verdad
Se juega hasta la conciencia
Sin medir la consecuencia
En aras de la amistad.


© BELTA DIAZ BENZANO, San José, Uruguay

Presidente de ASOLAPO URUGUAY,

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

MÁS ALLÁ DEL HOLOCAUSTO - Joseph Berolo - Bogotá, Colombia

 











MÁS ALLÁ DEL HOLOCAUSTO


No fue en vano la Gesta del Calvario
No fue en vano el Horror del Holocausto.
¡Creció la audiencia de los buenos y los justos

Joseph Berolo

Ya siento desprenderse el día
de la noche que en su lecho lleva
aun latiendo, mis tristezas.
Deshojado al viento va el poema
que me brinda un nuevo aliento;
deshojados van los versos
sobre el dolor de todo hermano.
En fuga audaz de voluntad sin tacha
LA LUZ derrocha auroras sobre la tétrica región
de las contiendas--en raudales de Vida eterna
desbordada, traza senderos de esperanza
en el abismo de la humana indiferencia.
¡RESURRECCIÓN!
Sobre el seco rastrojo del corazón humano
brota la semilla del Amor sagrado,
calma la sed de las dolencias todas,
el desierto humano reverdece,
florece el mirto de la suerte esquiva.
No fue en vano la Gesta del Calvario
No fue en vano el Horror del Holocausto.
¡Creció la audiencia de los buenos y los justos!
¡Oh! Poetas…Vamos a desatar cadenas
a congregar la audiencia de las almas,
a despertar conciencias dormidas en lechos de ignorancia.
PAZ, AMOR YLIBERTAD PARA TODAS LAS CRIATURAS
DE LA TIERRA.


© JOSEPH BEROLO - Bogotá, Colombia.
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

OPTIMISMO CIEGO - Marian Muiños - España












OPTIMISMO CIEGO


Veo a la humanidad hundida
en el lodo del egoísmo y la tragedia.
Sangre, hambre, violencia y sufrimiento
es el pan diario que amasa la injusticia.

Cierro los ojos, respiro hondo y decreto:
Dentro de mí existe una utopía que aguarda,
aunque tan sólo yo crea que es posible.
Abro los ojos, y en este universo paralelo,
se abre el camino hacia el Amor y la Armonía.

El cambio interior empuja el surgimiento
de un mundo tal cual imaginamos.
Igual que una simiente germina y crece,
compartiendo su esplendor con toda vida.


©MARIÁN MUIÑOS – España
MIEMBRO HONORÍFICO de ASOLAPO ARGENTINA





LOS PAJAROS ATARDECEN - Leticia Mure - Tucumán, Argentina

 










LOS PAJAROS ATARDECEN


“Adónde va el trinar del pájaro después que el hombre cruel lo hiere”.

Norberto Pannone


Canta
en el árbol
el sublime trino
de pájaros.

Se aferra
a la noche.

Su sueño de luciérnagas
teje nidos.

Mi sombra
viaja
sobre el instante
de sus alas,
se desvanece.


© LETICIA MURE,
Tucumán, Argentina
GOBERNADORA CULTURAL de ASOLAPO ARGENTINA
EN LA PROVINCIA DE TUCUMAN

DESILUSIÓN SUPREMA - Liana Friedrich - Villa Regina, Rio Negro, Argentina

 








DESILUSIÓN SUPREMA


Irredento protoplaneta. Traspasado de todas las inconsciencias del desamor, arrasado por ígneas maldiciones y abisales contiendas desatadas en diversos frentes de la sin razón.

Abismales diatribas ideológicas te sumergen en océanos de violencia.

Desesperanza. Desaliento. Desunión.

Nada resulta ya: ni rezos, ni conjuros. Tampoco los exorcismos calmarán el ardor de las furias.


LIANA FRIEDRICH – Villa Regina, Rio Negro, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

ACERCA DE UN MOSQUITO BUENO – Luis Alposta – Buenos Aires, Argentina














Busto de Virgilio

ACERCA DE UN MOSQUITO BUENO

Al mosquito, que tanto da que hablar, que frecuenta nuestros hogares y que tanto nos lleva a rascarnos a la hora en que cae el sol, Virgilio le dedicó un poema. En él, llamado precisamente “Culex” (el mosquito), nos habla de la muerte de uno de ellos por parte de un pastor que ha sido picado mientras dormía, salvándose así, al ser despertado, de la mordedura de una serpiente. Después, el mosquito se le aparecerá por la noche reprochándole su conducta y describiéndole las mansiones del Averno. A la mañana siguiente el pastor le construye una tumba.

El poema, jocoso en apariencia, desarrolla en forma erudita los orígenes de un culto a los muertos existente en Iliria. Hay aquí semejanzas entre el descenso a los infiernos del mosquito y el que realizará Eneas en la Eneida.

Este insecto, tan molesto como peligroso, debido a las enfermedades que puede y suele transmitir, tales como: encefalitis del Oeste del Nilo, dengue, malaria, fiebre amarilla, chikungunya, virus zika,.. en este caso, le salvó la vida a un pastor y el hecho, como ya dijimos, quedó registrado en un poema que fue escrito (nada menos que por Virgilio) hace dos mil años.

           Y ahora, el mosquito en el tango:

        "Mosquito" - tango de Arturo De Bassi

https://www.youtube.com/watch?v=Eh4w4qr-VJY&t=22s

"El tango del mosquito" de Fermín Romero - Ilustración de 1912 de Winsor Mc Cayr

https://www.youtube.com/watch?v=SFMlRfwjwKQ&t=9s


LUIS ALPOSTA
- Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA

 


AL OTRO LADO DEL CREPÚSCULO - Norberto Pannone - Argentina

 


AL OTRO LADO DEL CREPÚSCULO

   
El friso naranja se iba devorando al círculo dorado hacedor de la luz. Parecía alejarse con celeridad a medida que se opacaba. El resplandor amarillento se encogía a cada instante. Detrás de nosotros, las sombras avanzaban entre la fuga irremediable de la tarde.
Sobre la laguna, una leve brisa rizaba la superficie del agua, y los juncos, que emergían cautelosos, columpiaban impávidos a la espera de la calma que reinaría en poco rato.
Desde nuestra perspectiva se veía el viejo molino junto al alambrado, girando todavía con un aspa rota; al tiempo que el débil y sediento lamento que emitía parecía burlarse de nosotros, asustándonos. Me distraje un momento y tuve que hacer piruetas para no llevarme por delante a uno de mis compañeros. Otros dos, que venían detrás, me imitaron, mirándome con sus ojos muy abiertos por la sorpresa; pasaron a mi lado meneando sus cabezas como en gestos de reproche.
Al mismo tiempo que buscábamos el lugar donde iríamos a dormir, la hermosa e indescriptible tonalidad del ocaso entintaba de rojo las pocas nubes colgadas no sé de donde, estáticas y frágiles sobre un horizonte, que hoy, me pareció diferente al de otras veces.
¡Nunca me sentí tan feliz! Tomé fuerzas y en un impulso de júbilo rebasé a tres o cuatro compañeros que me precedían. Creo que en ese momento mis colores brillaron como nunca y mi cuello se estiró un poco más a causa de mi vanidad. Me extasiaba con aquellos agujeritos de luces sobre el agua, similares a los que había más arriba, sobre nuestras cabezas. De improviso, partió desde los juncos un reclamo sin alma que pareció llamar la atención de nuestro guía y, junto a él, enfilamos hacia el lugar desde donde provenía el engaño. A mi me pareció ver entre el totoral un par de sombras agazapadas y algunos de esos bichos gritones de cuatro patas. Esos, de hocicos largos con grandes y estúpidas orejas; más grotescos aún con esa larga cola que, realmente, no sé para que les sirve. Cerca de ellos, sobre el agua, ahora un poco más calma por la huída de la brisa, los hoyitos de luces algo más quietos, se iban agrupando cada vez más. El cielo ya no era ni azul ni negro. Supuse que podía compararlo con el color del humo de la madera nueva de los bosques cuando arden.
De pronto, se mezclaron con mis pensamientos: el sonido de truenos y un par de pequeñas nubes blancas, a las que vi partir desde las siluetas agazapadas.
Sentí un pequeño dolor en mi costado derecho y de inmediato, otro alfilerazo en mi pecho. No pude mantener el ritmo, me faltó el aire y comencé a caer. Tomé conciencia de que me acercaba velozmente hacia los pequeños socavones de luces que había visto sobre la superficie del agua. Golpeé sobre la superficie y me quedé quieto... Me pareció que aún podía mover mis alas. El frío del líquido se mezcló con la sangre caliente y sentí miedo...
Mis amigos habían huido. No pude hallarlos en el marco del pequeño fragmento de cielo que aún podía ver. Me sentí muy solo. Solo con el miedo y la sospecha.
Me humilló que uno de esos asquerosos bichos de cuatro patas me tomara sin contemplación entre sus babeantes fauces y me depositara como un trapo despreciable en la mano fría y áspera del hombre.
Como en un sueño, comprendí lo que alardeaba: “¡Qué hermoso pato! ¡Mira José, los colores que tiene! ¡Fíjate que pechuga! ¡Qué hermoso ejemplar, parece un macho...!”
Pobrecitos... Sólo tuve lástima por ellos...
Luego, mis ojos perdieron el brillo, al mismo tiempo que se fueron apagando los sonidos del canto de las ranas. Penetré en una de aquellas oquedades lumínicas reflejadas en la superficie del agua, hasta hallar la sublime inconsciencia del no ser.
Acaso, en busca de algunos de mis camaradas para retomar la levedad del vuelo interrumpido.
Acaso, para oír en otros humedales... la copla inmemorial de las cigarras...


©2012NORBERTO PANNONE, Buenos Aires, Argentina. Del libro “Cuentos de barrio
norbertopannone@gmail.com