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LA ALHAMBRA -
GRANADA - ESPAÑA
Llevaba en mi interior, la ansiedad contenida y la
intención de comprobar, si lo que había leído y visto en fotografías,
reflejaban la realidad.
El muro exterior, impresiona por lo
inexpugnable, pero en nada revela, lo que encierra en su interior. Muy
espaciadamente se encuentra una que otra ventana, cubierta por ajimeces
(celosías de madera en saledizo, que permiten ver, sin ser vistos). Atravesar
el muro y comenzar a descubrir maravillas, es uno solo.
Asombro, sensación de pequeñez ante tamaña
empresa, fue la primera impresión recibida. Me parecía ver, inclinados contra
cada pared, abrazados a cada columna, cientos y cientos antepasados de raíces
árabes cuyas manos ágiles y mágicas iban delineando los arabescos que formados
en cada espacio, con una perfección que deja sin aliento.
Belleza de dibujos,
estilización de líneas, admirables diseños caligráficos y las figuras
geométricas entrelazadas. Los relieves de estos motivos, se mantienen intactos
en los distintos salones que están a la vista del turista... Parece imposible
que se conserven así a través del tiempo, como si hubiesen sido realizados
recientemente. Más aún cuando pensamos que están expuestos a diario, a la
visita de cientos de turistas.
Cada recinto cambia de diseño mientras el
asombro va en aumento y la respiración se dificulta como un homenaje impensado
de cada visitante, hacia los creadores y hacedores de tanta maravilla. Hoy
cientos de personas respirando juntas, impactadas ante tanta estilización de la
forma. Ayer, cientos de antepasados, respirando juntos aguzaban la vista y
agilizaban sus manos plasmando la belleza increíble que contemplamos.
Dentro de cada recinto, elevar la mirada, nos
transporta a un cielo "taraceado", en maderas de cedro y otros
materiales preciosos como el nácar y el marfil. Observar detenidamente cada
trozo de techo en cada alcoba, es descubrir formas geométricas simétricas, con
colores cálidos de distintos tonos de maderas y con diversos materiales
preciosos que ofrecen al espectador, a la distancia, un relieve pensadamente dibujado, para causar
determinados efectos.
Así se suceden salas tras salas, columnas
tras columnas, arcos tras arcos arquitectónicamente sorprendentes. La variedad
de las columnas y los capiteles merecen un capítulo especial, la amplitud dada
a los arcos, y el material empleado en cada etapa de la construcción, muestran
la capacidad creadora y el dominio de la arquitectura por los árabes, desde
tiempos inmemoriales.
En esta maravillosa obra, el agua, traída de
las sierras juega un papel, importantísimo en su triple misión: religiosa,
utilitaria y estética. Religiosa por su función ritual para el musulmán, en sus
abluciones previas a la oración; utilitaria, porque era imprescindible para la
vida y para alimento de palacios y jardines, el regado de las huertas del
jardín nazarí cuyo prototipo prodigioso es el Generalife, magnífico tapiz
vegetal, que ofrece sorpresas maravillosas a la vuelta de cada recodo; el
abastecimiento de los baños de la Alhambra, para la vida misma; estética, tanto
visual como auditiva. El patio con alberca, en muchos casos permite reflejar en
la superficie tersa del agua, en forma invertida como en un espejo, la arquitectura.
En permanente movimiento, el agua sale de los surtidores, de las fuentes y
acequias, regalando a los oídos un rumoreo que trasmite una inmediata sensación
de frescura y un tintineo rítmico. Trasmite vida.
Los ojos de los visitantes tienen la oportunidad
de apreciar la variedad y abundancia de mármoles que usaron los granadinos en
sus pisos, columnas, tazas de fuentes y pilas, extraídos de las Canteras de las
sierras de Filabres.
En su construcción, encontramos
estucados con motivos de estrellas de ocho puntas, azulejos o alicatados,
aleros de madera preciosa, paneles de mocárabes; la arcilla ferruginosa (al
hamra), la roja, que tienen los parámetros exteriores, y que se cree da origen
al nombre, " calat - alhamrá " = Castillo Rojo.
Es la Alhambra una obra
maravillosa, considerada de las más importantes realizada por la humanidad, a
la que tantos la llamaron "La Suprema perfección". Creada por la
genialidad de los árabes y construida por manos árabes.
Para finalizar transcribo
las palabras de Emilio García Gómez, insigne arabista y miembro de la Real
Academia Española, que explican con tanta claridad el misterio de su
perdurabilidad:
"Si Vuestra Alteza
interroga a cualquier granadino, o a no importa qué español sobre la Alhambra
os responderá que es árabe, pero al mismo tiempo visceralmente española. Lleva
más tiempo con nosotros que el que pasó con los árabes. Está adherida a
nosotros, a ese complejo organismo que se llama España. Y aquí se resuelve la
última y definitiva contradicción de este monumento. ¿Cómo la Alhambra, tan
frágil, ha podido llegar a nuestros días casi intacta? La respuesta es porque
la amaron los Reyes, que la hicieron Casa Real; los nobles que en ella
habitaron; las gentes populares que un día la ocuparon. Todos. La Alhambra
pervive porque la ha defendido la más adhesiva fuerza que radica en los seres
humanos. La ha resguardado el amor".
©ALBA YOBE DE ABALO, poeta y escritora argentina
MIEMBRO GOBERNADOR
CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
En la Pcia. de SANTA FE.
Hermoso relato de un hermoso monumento. Verdad, cuanto dice, recordando aquella expresión:"Dale limosna, que no hay desgracia más grande que ser ciego en Graná" Y tenía razón.
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