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sábado, 13 de diciembre de 2014

SE VOLARON LOS PICHONES, Libia Carciofetti, Santiago del Estero, Argentina

SE VOLARON LOS PICHONES

Se volaron los pichones... les quedó muy chico el nido... y comprendieron que ese no era su sitio para pernoctar.
Los miraba desde mi ventana cada mañana al levantarme y abrir las ventanas...
Sus piquitos abiertos esperando llegara "mamá colibrí" a traer el dulce almíbar libado de las flores.
Hoy descorrí la cortina y lo vi vacío... ¡en que momento volaron! ¿Cómo aprendieron a hacerlo tan pronto?
No pude evitar que me corriera una lágrima, ya eran casi de mi pertenencia... empujaba mi auto del garaje sin ponerlo en marcha para no asustarlos...
Pero hoy ya no están, volaron... porque para eso le crecieron alas y eran aves...
El nido soportó las últimas tormentas y vientos… se columpiaba el nido pero ellos en su refugio quedaban al resguardo.
Hoy me siento una mamá que crio a sus hijitos, primero en el nido materno de su vientre o en su corazón, y al momento de dar a luz se siente que le arrancaron el alma...
¡Claro! Los hijos son hijos de la vida dice "una frase", los hijos no nos pertenecen, hay que soltarlos... necesitan volar su propio vuelo!
Palabras que se las lleva el viento... cuando el nido queda vacío, nos vaciamos también nosotros un poco...
Entendemos allí que las lágrimas de nuestros padres cuando nos fuimos a hacer nuestra propia vida, son las mismas lágrimas de esta ausencia que no se satisface con nada...
Entonces nos acostamos un ratito en sus dormitorios abandonados para sentir "el olorcito" que dejaron, y recorremos sus cuadernos del jardín, los de la primaria, sus primeros dibujos que siguen guardados celosamente.
Y rompemos a llorar cuando abrimos el cajón y están sus escarpines, baberos y prendas lavaditas y perfumadas que quedarán con nosotros por años sempiternos, el cajón con sus juguetes que luego mostraremos a nuestros nietos, y el osito de peluche naranja con el que se dormían abrazados y se despertaban jugando...
“Ahora llueve”… miro por la ventana y veo el nido vacío... y pasan por mi mente los recuerdos ya vividos...
Sé que la rueda de la vida no se detiene, pero debo acariciarme el corazón para quitar esta angustia que comienzo a sentir.
Porque la vida, pese a lo que siento debe continuar...

©Libia Beatriz Carciofetti, Canciller Cultural de ASOLAPO ARGENTINA en la Pcia de Santiago del Estero.



2 comentarios:

  1. El instinto es el equilibrio y garantía de la supervivencia...La circunstancia que describes,Libia Beatriz Carciofetti, es un elemplo de ello....Claro, ellos son animalitos pero a veces nos dan lecciones.a los humanos, que solo sabemos para con los hijos, de ternura, sobreprotección, amor incondicional y.....ceguera!!!! Magníficamente relatada una secuencia de la vida de estas avecillas valientes y voluntariosas que nos dan lecciones a las madres, actitudes de las que no nos convencerán nunca!!!!!!!Un beso agradecido Libia y bienvenida al club.......Yolanda.

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