Imagen de: www.tdahvalles.or
SILENCIO
Me ahogaba.
Estallaba dentro de mí
en mil pedazos.
me desangraba día a día.
¡No digas nada,
eso no se dice!
Retos y más retos…
Me llamaban al silencio
¿Para qué? ¿Por qué?
Y acostumbrada a obedecer,
callaba.
¡De eso no se habla,
eso no se dice!
Y callaba…
Ocultaba marcas,
en mi cuerpo y en mi alma,
caminaba con la cabeza gacha,
arrastraba mis pies,
vacía, con ojos muertos.
Ahí va la que calla
ahí va la que sufre,
no podía hablar con nadie.
No querían escuchar,
no querían saber.
Un día...
Mi grito se escuchó hasta el cielo.
Me quité los candados
y el alma de los
labios.
Grité hasta quedarme sin voz.
Increíblemente
me levanté nueva
florecida,
con pájaros en mis pies
y alas en las manos,
la cabeza erguida
y palabras, más
palabras
letras que en mi brotaban,
se juntaban formando frases
y no callé…
¡No callé nunca más!
Ya nadie podrá enmudecerme
nadie impondrá
silencios.
Solo yo,
que a veces me refugio en ellos,
Para pensarte a ti.
© MARÍA ESTER SORBELLO, poeta y escritora de Buenos
Aires, Argentina.
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
María Ester Sorbello...Cuando el grito se esconde tras el alma lastimada, reaparece para no callar nunca más.....
ResponderEliminarAsí es Yolinalo, gracias!
ResponderEliminarY cuando estallas al fin,te miran como diciendo " A esta qué le pasa"?No les gusta o no les conviene ese cambio tuyo.Pero es necesario tener el valor para dar ese gran paso.¡Muy bueno tu poema!
ResponderEliminarGracias catalinaladivina, me pasó tal cual lo dies, besos.
Eliminar