ADOQUINES VIEJOS DE MADRID.
Estas calles tuvieron las pisadas de mi padre
soñando un mundo nuevo, supuesto y esperado,
que crecía al borde del abismo, impensado,
que proveen la soledad, los viajes y los barcos.
Esos adoquines, anónimos, situados hace más de un siglo,
olvidaron los ojos de aquel joven, altivo, que soñó
otro continente despreciando la fuente a un costado del pueblo,
la casa de piedra, el fuego, la azada y la montaña.
Este Madrid viejo que hoy recorro, ve caer una lágrima de mis ojos.
Parece querer decirme que soy un extranjero, un extraño…
ANTONIO LAS HERAS – Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORIFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
Estas calles tuvieron las pisadas de mi padre
soñando un mundo nuevo, supuesto y esperado,
que crecía al borde del abismo, impensado,
que proveen la soledad, los viajes y los barcos.
Esos adoquines, anónimos, situados hace más de un siglo,
olvidaron los ojos de aquel joven, altivo, que soñó
otro continente despreciando la fuente a un costado del pueblo,
la casa de piedra, el fuego, la azada y la montaña.
Este Madrid viejo que hoy recorro, ve caer una lágrima de mis ojos.
Parece querer decirme que soy un extranjero, un extraño…
ANTONIO LAS HERAS – Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORIFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
Hermosa evocación de la partida del padre a nueva tierras y del hijo que recorre las calles transitadas por él en busca de recuerdos evanescidos.
ResponderEliminarHermosa evocación del hijo que recorre las calles transitadas por su padre en vísperas de partida a su nueva patria.
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