bienvenidos

bienvenidos

sábado, 7 de noviembre de 2015

EL ORIGEN DE LAS PALABRAS, César Tamborini Duca, León, España

EL ORIGEN DE LAS PALABRAS
Adefesio

Teatro de Éfeso. Ruinas
Cuando manifestamos “esto es un adefesio” estamos presuponiendo que decimos “esto es una porquería”; pero ¿sabemos de dónde proviene ese vocablo? Su origen es antiquísimo, como comprobarán con la siguiente lectura.
Veamos primero 3 acepciones de la Real Academia Española:
1.       Despropósito, disparate, extravagancia / 2. Traje, prenda de vestir o adorno ridículo y extravagante / 3. Persona o cosa ridícula, extravagante o muy fea.
El Apóstol San Pablo dirigió una epístola a los efesios, que expresada en latín se nomina “ad Ephesios”. Éfeso era una ciudad grecorromana levantada a orillas del mar Jónico. En su epístola se condena la embriaguez y desaconseja la ingesta de vino; pero el carácter de cosa inútil o absurda, extravagante y ridícula, lo atribuyó el humor popular por los consejos del capítulo V de la epístola, mofándose de la parte en que el apóstol indica a los maridos que amen a sus mujeres como Cristo amó a la Iglesia, y recuerda a la esposa la obediencia que debe mostrar a su compañero. Vano intento en una ciudad en que el famoso templo de Diana levantaba pasiones.
Estas y otras exhortaciones ad-efesios, referentes a la fidelidad conyugal, se olvidaban al salir de la Iglesia para continuar con sus malas costumbres, de donde hablar ad Ephesios comenzó a significar decir disparates o ridiculeces. El mismo motivo atribuye Miguel de Unamuno al origen de “adefesio”, es decir en la calidad de los consejos de San Pablo en esa Epístola, dando por buena estas explicaciones.
Según el Diccionario histórico de la lengua española la palabra adefesio es utilizada para señalar aquellas afirmaciones equivocadas, a raíz que un sacerdote que debía leer una de las Epístolas a los corintios, leyó por error la Epístola a los efesios, ambas de San Pablo.
Por tal motivo, al orador que en un discurso emitía algún despropósito, algún disparate mayúsculo, se le insinuaba que hablaba adefesios. Trasladado este modismo de la palabra a la vestimenta, se dice que aquella persona que viste de forma extravagante o ridícula va hecha un adefesio.
Con la evolución de las sociedades modernas y la liberación femenina, se considera que Pablo escribía esos disparates avalando el machismo, la misoginia y la esclavitud porque se basaba en la filosofía aristotélica; por esa razón adefesio significa tontería, disparate.

Antigua biblioteca de Celsus (Éfeso)
Sin embargo el filólogo catalán Joaquim Vicenç Bastús en “La sabiduría de las naciones o evangelios abreviados” dice que la palabra adefesio derivaría de la historia de Hermodoro, ciudadano de Éfeso de brillante posición al que finalmente se condenó al ostracismo. Y que desde entonces hablar a los ciudadanos de Éfeso(“hablar adefesios”) equivale a hablar inútilmente a aquellos que no harán ningún caso a nuestras palabras.
También en su “Tesoro de la lengua castellana o española” (en 1611) Sebastián de Covarrubias trata de explicar esta expresión por la anécdota de Hermodoro, diciendo que “Hubo entre los efesios un varón consumado en virtud, letras y valor de ánimo llamado Hermodoro, y con sus buenas artes ganó tan gran opinión en su República que el pueblo le respetaba y obedecía con tanta veneración, que engendró envidia en el ánimo de los demás” (persuadiendo al pueblo a que lo condenaran al ostracismo), y aunque él “pretendiese desengañarle y darles a entender la verdad, jamás le dieron oídos, y todo cuanto él y algún otro bien intencionado les decía (…) les parecía disparate y fuera de propósito. De donde nació el dicho “hablar ad Ephesios” para la opinión de los que oyendo alguna razón fundamentada, no obstante no la admiten porque no la consideran apropiada.
Otro filólogo, el también periodista argentino Héctor Zimmerman, en “Tres mil historias de frases y palabras que decimos a cada rato” sostiene que “hablar adefesios” primero significó “hablar en balde” y después “decir algo extravagante”. Posteriormente el término, utilizado en las personas y las vestimentas, viene a significar hoy “estar tan feo como ridículo”, es decir, estar hecho un adefesio.
©CÉSAR JOSÉ TAMBORINI DUCA, poeta y escritor argentino, desde León, España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



1 comentario:

  1. Interesante y encantador, leer tus publicaciones, querido amigo...Por el detalle y explicación ,gracias.

    ResponderEliminar